martes, 27 de octubre de 2015

Cómo aprender magia

En mi último espectáculo, mucha gente (tanto espectadores normales como aficionados a la magia) me preguntó cómo se aprendía magia.

Expliqué brevemente la existencia de las escuelas de magia (que, contra la creencia general, existen más allá de Hogwarts, sólo en mi barrio ya hay tres), las conferencias de magos y los miles de libros y DVDs.

Sin embargo, aunque esa respuesta valiera en ese momento, la respuesta real es bastante más compleja.

Por ello, he decidido escribir este artículo, en el que explicar a aquellos que se están iniciando en la magia, cómo (según mi punto de vista) ha de estudiarse esta actividad/arte escénica.



En primer lugar, deshecho YouTube como herramienta para iniciarse. Y no porque considere que por ser gratis es malo y que si quieres aprender algo has de pagar (algo que sólo es cierto en algunas ocasiones), sino porque YouTube únicamente enseña trucos.

Puedes aprender cómo hacer que una carta aparezca dada la vuelta en mitad de una baraja, pero eso no es magia. Magia es ser capaz de hacer que eso pase sin que el espectador perciba nada extraño, de manera que se vea atrapado en el juego y sorprendido en el final.

La magia es la combinación de los “trucos”, la teoría psicológica y la comunicación del juego y el efecto.



Por ello, considero que uno de los mejores inicios que puedes tener son los cursos/clases de magia. Especialmente si vas a una escuela (en lugar de tener un profesor particular), tienes la garantía de que la gente que te enseña sabe lo que hace y sabe cómo transmitírtelo.

Y si la escuela es mínimamente buena, te enseñará teoría y práctica a la vez, de manera que aprendas técnicas y juegos, pero también como ser capaz de transmitirlos.

Además, asistir a una escuela te obliga a practicar para cada sesión, algo que, si estás por libre, puedes no hacer (algunas técnicas son realmente pesadas de practicar y cuesta mucho que se vean avances en ellas).



Después de las clases, sospecho que mi método de aprendizaje difiere del habitual, principalmente por dos aspectos:

  1.  Doy mayor importancia a la teoría que a los juegos. En cuanto llevas un tiempo, ya has aprendido más juegos de los que eres capaz de recordar y, desde luego, hacer en una sesión. Por ello, prefiero aprender algunas ideas sobre cómo mejorar un falso depósito y su misdirection, que una nueva rutina con bolas de esponja. Y en esta teoría englobo toda la equivalente al trato con el público, cómo organizar tu espectáculo…
  2.  Tengo la certeza de que vivimos saturados por la información (idea muy compartida en la actualidad). Por ello, me niego a comprar mil libros o DVDs, ya que sólo servirían para aumentar mi saturación de información y mi escasez de dinero. Esto no significa que no compre, pero admito que mi biblioteca mágica actual (como veréis) no es en absoluto impresionante.

Colección actual de libros y DVDs


Dicho todo esto, no podemos obviar la importancia de los libros y DVDs  a la hora de aprender magia.

Desde maravillas generalistas como “El Canuto”, capaz de enseñarte la base de toda la cartomagia clásica, hasta libros más especializados en otras materias como el pickpocket; este es probablemente el mejor método para sumergirte en unas técnicas y estilo determinados.



Otra opción son las conferencias, talleres o seminarios.

Los talleres y seminarios son, sencillamente, una forma de imbuirte en técnicas y estilos como los que podrías encontrar en un libro o DVD, normalmente a mayor velocidad y contando con la ventaja de tener al creador de estas ideas para aclararte las dudas que surjan. Sin embargo, tienen un problema, especialmente  si acudes a ellos mientras llevas poco tiempo aprendiendo, y es la influencia que pueden ejercer los magos que lo dan sobre tu estilo. Si estás durante varias horas con un mago al que consideras excepcional (ya que si no, no irías a su taller), corres el riesgo de salir tan marcado por sus ideas que, consciente o subconscientemente, trates de imitarle. Y no hay nada peor que una mala copia.


Respecto a las conferencias, este riesgo es mucho menor, ya que el tiempo compartido no suele ser mayor de una hora. Al igual que el equivalente de los seminarios son los libros, el equivalente de las conferencias son los artículos, de los que hablaremos más adelante. Normalmente el conferencista enseña dos o tres trucos y varias de sus ideas teóricas, suficiente para ver su estilo mágico.



Y, por último, hablaré de las revistas y los artículos sueltos, tanto online como offline, un medio de aprendizaje que me ha convencido mucho durante el último año.

T
Colección de revistas y artículos

Las ventajas que veo en este formato son:

  1. Variedad de opiniones: En la misma revista puedes leer opiniones distintas sobre un mismo tema, lo que te ayuda a formarte tu propia opinión general al respecto.
  2.  Son breves, lo que obliga a la síntesis de las ideas. En un artículo lo más seguro es que únicamente traten una idea pero la expliquen bien, lo que hace que puedas parar tras leer ese artículo y reflexionar sobre esa idea en concreto antes de leer otra.
  3. Esta misma brevedad (al igual que en las conferencias), impide que las ideas de ese mago concreto te influyan en exceso.
  4.  Al leer a numerosos artistas distintos, puedes conocerlos y profundizar después en aquellos que más te interesen.
  5. En el caso de los artículos online, se incluye la ventaja de su gratuidad, pero han de tomarse con criterio, ya que no han pasado ningún filtro de calidad. Y en ellos incluyo los presentes en este mismo blog.




Este es el proceso que yo he seguido durante mi formación y el que mejor se ha adaptado a mí y a mis circunstancias. Por tanto, no hay que tomarlo como unas reglas inmutables, sino como una guía que se puede adaptar al lector (dependiendo de su localización podrá asistir o no a clases, dependiendo de su presupuesto podrá adquirir más o menos material…).

Pd: Para cualquier tipo de duda o comentario acerca del proceso de aprendizaje, estaré encantado de responder, tanto aquí como en mis redes sociales..

martes, 13 de octubre de 2015

Autobiografía: Mi futuro laboral



Buenos días. Creo que ya he publicado suficientes artículos en este blog (de los cuales al menos
 uno, por el momento, ha saltado a una revista online especializada en ilusionismo,) como
 para que sea interesante transmitir mi relación con las diversas artes escénicas a lo largo de mi vida. 
Unas pinceladas de por qué practico, escribo y reflexiono sobre ellas.

Hay gente que nace con un instinto para obtener dinero. Desde pequeñitos, deciden hacerse banqueros, o grandes empresarios.

A mí, mi instinto me lleva a tratar de vivir lo mejor que pueda con lo que tenga (nunca descarto un buen vino, o cualquier buena comida o compañía),  pero sospecho que las salidas laborales que me van surgiendo a lo largo de la vida no me llevarán a la lista de millonarios de Forbes.


Desde siempre me gustó el teatro.

Empezando a los ocho años, me siento cómodo en el escenario desde que recuerdo.

Sin embargo, nunca he sido un niño de jornadas maratonianas. Hacía teatro, sí, pero también inglés y judo, con lo que quiero decir que nunca me metí en una escuela intensiva de las que hacen del teatro tu vida.

Tampoco me presente a castings de los que te dan la oportunidad de cogerte de pequeño y convertirte en una cara conocida para el gran público

Por todo ello, junto con la teoría general de que solo los mejores actores consiguen comer caliente una vez por semana, no llegué a considerarlo un futuro plausible para mí.


Unos años más tarde, a los 15, entré en un pequeño curso de verano del Circo Price. Allí descubrí que los malabares se habían hecho para mí, que la acrobacia no y que el trapecio y las telas tenían un pase.

Malabares, eso sí que te asegura un buen futuro. Menos mal que mi próspera vida futura ya empezaba a manifestarse.


Teatro, malabares... ¿Hay algo más chulo en un escenario?  Sí, la magia. Por aquel entonces había un chico en mi instituto que era el mago oficial. Era increíble lo que podía asombrar a la gente con cuatro movimientos. ¿De verdad era tan difícil eso como para que solo lo pudiera hacer él?

Años después he descubierto que, bien hecha, la magia es una de las artes más difíciles, ya que engloba muchas de las demás. Sin embargo, mi introducción a la magia fue esa, no os voy a mentir. Un "si ellos pueden, ¿por qué yo no?". El mismo pensamiento que me ha llevado a interesarme por la música, pero con mejores resultados, ya que dos festivales y bastantes actuaciones después, puedo afirmar (sin falsa modestia, que para eso lo escribo yo) que algunas modalidades de la magia (principalmente magia de cerca) han resultado muy afines a mí.


Sin embargo, cuando se acercaba la Selectividad, la carrera de magia aún no existía (y aunque existiera debo admitir que no la hubiera considerado, como no consideré la RESAD).
Tenía una media muy decente y había que elegir algo que me diera un futuro aceptable, sin quedar muy lejos de mis intereses.


Y aquí es dónde elegí publicidad y relaciones públicas (con un amago de marketing que no me convenció). Algo no tan alejado de las artes escénicas como podría parecer, ya que alguien tiene que promocionar los espectáculos e incluso, la promoción de uno mismo es una de las facetas más importantes de un artista si quiere comer diariamente.

Sin embargo, mi instinto siguió sin fallarme. Era un sector en crisis, con unos sueldos brutalmente más bajos que años anteriores y en el que la creatividad (la parte que más me interesa) ha sido supeditada a la recogida y análisis de datos.

Es decir, que las posibilidades de vivir decentemente como creativo son prácticamente las mismas (sin exagerar) que las de hacerlo como mago profesional.


Y ahora, en el ocaso de la carrera, toca mirar hacia atrás y elegir y probar cuál de los caminos es más práctico e interesante.

Sin embargo, aún me queda un as en la manga. Algo que he hecho durante toda mi vida, por lo que no me importaría vivir de ello. Guionista cómico.

Un trabajo en el que, según toda la gente en activo, puedes elegir entre trabajar en la tele con un sueldo decente pero con un control cuasi absoluto sobre tus ideas, o trabajar en radio o Internet con barra libre para tu creatividad, pero sin comida para tu estómago.



Un vez más, mi instinto continúa infalible.

jueves, 24 de septiembre de 2015

¿Tiene el humor fecha de caducidad?


¿Puede un chiste seguir haciendo gracia años, décadas o incluso siglos después de su creación?

¿Si te transportaras al antiguo Egipto y entendieras su lengua, te harían gracia sus bromas?

¿Tiene sentido hacerse estas preguntas en lugar de buscar un trabajo, tal y cómo están las cosas?

                       
Intentaremos responder a estas preguntas en las líneas consiguientes.

Personalmente considero que el humor es como el vino. El bueno puede disfrutarse durante años si se conserva en una buena barrica, mientras que el malo se pica enseguida.


Y ahora algunas ideas que justifiquen esta metáfora barata.

Actualmente me estoy leyendo un libro de humor (“Como tener la casa como un guarro. Guía del perfecto soltero”) que tiene ocho años más que yo. (Está bien leer libros más viejos que tú, te hacen sentir joven; en esto reside el éxito de El Quijote.) Esto significa que ese libro se hizo antes de Facebook, YouTube, la generalización misma de Internet y la televisión con más de dos canales. Es decir, con una sociedad, en teoría, radicalmente distinta a la actual.

Y sin embargo, leyendo ese libro, escrito en otro lugar y otro tiempo (Nueva York, 1886), sobre la vida y casas de los solteros, puedes sentir que hablara de ti o de tu vecino.

Otro ejemplo muy similar son las "Memorias de un amante sarnoso", de Groucho Marx. Una vez más, satiriza sobre la sociedad de su momento (1963), sin que se le note un regusto rancio o claramente desfasado.


Sin embargo, si hay humor (artículos, monólogos, actuaciones televisadas...) al que se nota "viejo".

Esto puede deberse a dos motivos:

Las bromas que se realizan sobre fenómenos de actualidad están condenadas por naturaleza a desactualizarse rápidamente. Un ejemplo claro fueron todas las realizadas con la multa y huida de Esperanza Aguirre. En su contexto pueden ser muy acertadas y graciosas pero fuera de él (porque haya pasado tiempo o porque alguien no conozca el suceso) pierden el sentido.

Otra razón son las modas. Durante una época se ponen de moda los doblajes, o las imitaciones, o el humor de golpes y caídas, y todo el mundo trata de hacerlo, aunque no vaya realmente con su estilo. En España se vivió hace unos años con la "naturalidad en televisión". Tras el éxito de algunos programas cómo "Sé lo que hicisteis", en el que sus colaboradores admitían que preferían estar en su casa que allí trabajando, emergieron múltiples programas teóricamente sin guión, como Tonterías las justas (Cuatro, 2010), Otra movida (Neox, 2011) o la última edición de Caiga Quien Caiga en España (Cuatro, 2010).

En estos casos, este humor puede tener un cierto éxito durante la moda, pero tras ella lo forzado del tener que adaptarse se nota, haciendo que este humor no perdure.


Por el contrario, las claves del humor que perdura, son:

Autenticidad. Sólo si es realmente el estilo del humorista, este dejará su esencia en las palabras. Si este no está contento con lo que escribe y únicamente lo hace para rellenar espacio y comer a fin de mes (fines muy loables) difícilmente creará algo humorístico capaz de perdurar.

La otra clave son los temas. Hay temas universales, desde el comienzo de los tiempos. Principalmente tres: reproducción (sexo), supervivencia (muerte) y poder. Todos ellos están vinculados realmente a la supervivencia, pero resulta más conveniente dividirlos en estos tres.
Esta “universalidad”, significa que estos temas se mantienen durante generaciones e incluso siglos, aunque la forma de tratarlos cambie. Todo lo que hable sobre cómo conseguir mantener relaciones sexuales con otra persona generará un vínculo con el espectador o lector. Este tema puede tratarse de manera soez, irónica, sutil, mediante simples gestos o sólo mediante palabras… y cada una de estos estilos triunfará más o menos dependiendo del público y la época, pero siempre conectará con el espectador. Porque, en estos tres temas, no somos en absoluto distintos a los estadounidenses de los años 50 o los mismísimos egipcios.


Y, como propina, responderemos a una de las preguntas más realizadas (en voz alta o baja) al ver o leer una historia.

¿Por qué SIEMPRE tiene que haber un loco que intenta matar al protagonista y una tía buena (o su equivalente masculino) con el que el protagonista se acaba acostando?

Como ya hemos dicho, es más fácil conectar con el espectador/lector si se tratan los tres temas principales que si se especula sobre otros más específicos, como el servicio de correos o el clima (lo que no significa que no se pueda lograr con estos temas, pero será más difícil).Esto no es válido únicamente con el humor, sino con cualquier historia. Y si esta sociedad va a lo fácil, y los escritores o guionistas no van a ser menos.

Así que ya saben, las claves para realizar obras perdurables en el tiempo son tres: autenticidad, sangre y sexo.


Pd: Las respuestas a las preguntas iniciales son “sí”, “sí” y “lo ideal sería conseguir el trabajo con esto”.

lunes, 15 de junio de 2015

De como he acabado actuando en la Gran Vía

Aviso de que esta entrada será autobiográfica. Es decir, en lugar de dar consejos o desarrollar teorías como en las anteriores, en esta ocasión hablaré un poco de mi relación con las artes escénicas este verano.

Buenos días/tardes/noches (elige el que se adapte mejor a la hora en la que estés leyendo esto) a todos. 

En este periodo de primavera-verano con tiempo loco que estamos viviendo, he abandonado un poco mis blogs. 
En el caso de este me da algo de pena, porque tengo varias ideas interesantes sobre las que escribir (hay una entrada sobre un nuevo estilo de malabares y otra sobre la evolución del humor que ya están formadas en mi cabeza). Y entonces, si me apetece escribir, y teóricamente tengo más tiempo al haber acabado los exámenes, ¿por qué no lo hago? 

La respuesta es que esta temporada está siendo sorprendentemente fructífera en lo que a actuaciones se refiere. Y a continuación, para que se vea que uno es muy honrado y no se inventa nada, te dejo un breve resumen de las mismas:


Empezando por el Festival de Magia y Artes Afines, que me llevo prácticamente un mes completo desde que finalmente encontré un sitio en el que hacerlo hasta su realización en frente del público. 
De hecho, ni siquiera ha acabado realmente, ya que aún tengo que terminar un breve vídeo resumen de las actuaciones que pudieron grabarse (que lamentablemente no fueron todas, ni se grabaron en calidad óptima).


Continuando con la magia y los malabares, ayer mismo (domingo 14 de Junio) tuve otra actuación, creo que la más caótica que he tenido nunca. 


Niños (uno especialmente) gritando, levantando la mano para salir voluntario (aunque no hubiese pedido voluntarios) y levantando el cuerpo entero para venir hacia mi. Llevaba un guión espléndido, del cual no pude hacer ni la mitad, Y aun así, me lo pasé genial y la gente se marchó muy contenta. 
Creo que si pude con esa actuación, ya puedo con cualquiera.


Pero este verano tengo algunas actuaciones novedosas, que me producen bastante curiosidad (y tienen que ver con el título, que no está puesto solo para engañar y que os metáis a leer). Desde pequeño he realizado obras teatrales y llevo bastantes años realizando espectáculos de magia y/o malabares, pero este año es el primero que realizo actuaciones de baile. 

El bautismo en esto vino el 30 de Mayo, cuando participé con mi clase de baile en un Festival organizado en el Club Las Encinas de Boadilla. Muy buen ambiente, ya que el festival tenía bastante ambiente festivo y se realizaba al aire libre.
Podría daros mi propia opinión acerca de la coreografía, pero afortunadamente se grabó en vídeo, con lo que os lo dejo para que la veáis vosotros mismos.


Y esta experiencia de baile en grupo se repetirá este domingo 21 de Junio, en el Festival de la escuela, que se realiza nada más y nada menos que en el Teatro Rialto, sito en la calle Gran Vía (de ahí el título de la entrada).

Así que, pese a todo lo ya actuado, a día de hoy aún me queda una actuación de baile y dos representaciones de teatro (que se harán en mi escuela el 11 y 12 de Julio).


Y volviendo al inicio de la entrada, esta es la razón por la que este verano no escribiré tanto acerca de teoría escénica, porque estoy teniendo la suerte de estar suficientemente entretenido con la práctica.


PD: Como regalo por haberte leído la entrada hasta al final, te regalo un proyecto secreto que tengo para este verano. Todo apunta a que se viajará bastante por el extranjero, y un artista que se precie nunca viaja sin alguno de sus elementos, así que probablemente por Septiembre salga una recopilación de malabares realizados por distintos puntos de esa gran nación que es Europa.




lunes, 18 de mayo de 2015

Preparación de un festival: 1º parte


Dónde se explican las cosas como si estuvieran organizadas y la colaboración de los hados hiciera que todo funcionara bien.

Como probablemente no sepas y desde luego deberías saber, querido lector, actualmente me encuentro inmerso en la preparación de la II Edición del Festival de Magia y Artes Afines. Por ello, y para que mi experiencia sirva a futuros masoquistas emprendedores, a continuación enumeraré los distintos pasos a seguir para la organización de un festival de estas características:


En primer lugar conviene saber a dónde se va a destinar el dinero, ya que esto determinará las siguientes negociaciones. Este destino puede ser una bella causa benéfica o los (no menos bellos) bolsillos de los organizadores y participantes del festival. En caso de que elijas (como yo he hecho en esta ocasión) destinar la recaudación a un fin benéfico, has de encontrar un espacio y unos artistas que no te cobren (ya que no hay para pagarles).


Posteriormente has de encontrar un espacio (teatro o escenario) en el que llevarlo a cabo. Esto es muy importante, ya que sin escenario no hay espectáculo (puedes desenvolverte con más o menos artistas, pero no sin un sitio donde actuar) y además seguramente el espacio te condicione la fecha (y tal vez hora) de la actuación.


En tercer lugar, hay que reclutar a los artistas participantes. Se puede empezar a tantearlos antes, pero hasta tener la fecha no se puede confirmar nada. Si el dinero se destina a una causa benéfica se evitan las negociaciones financieras (ya que no se gana nada y la nada resulta muy sencilla de repartir equitativamente) pero aún habrá que cuadrar los tipos de actuaciones, la duración y el orden de las mismas y muchas más pequeñas cosas con las que entretenerse.


Paralelamente a todas estas negociaciones hay que ir desarrollando la promoción. Si la dejas para el último momento te asegurar de que no irá nadie (mientras que si la cuidas desde el principio reduces esta certeza a una mera incertidumbre). Esta debería constar al menos de un cartel (cuya correcta elaboración ya da bastante trabajo) y de promoción por redes sociales (aquí puedes probar con Twitter, Facebook, hacer tu propia web o incluso escribir entradas en tu blog para intentar promocionarlo).


Y por último, en casi de que presentes, toca hacerte el guión. Sí, lo último, ya que dependes de todas las actuaciones que se hagan. Una vez que hayas conseguido estructurar el festival, toca pensar en tus textos y ensayar tus números.


Y hasta aquí el idílico escenario en que todo sale bien. Tras el Festival escribiré el proceso real que llevó su organización en esta II Edición.

Si quieres vivir el resultado en primera mano, te espero el 24 de Mayo a las 12:15 en el ArtEspacio Plot Point. Tú puedes hacer que en la segunda parte hable del fantástico público que llenó la sala y casi la echó abajo con sus aplausos.


Pd: Si no vas, aunque hable de ese público, recuerda que no formaste parte de él. Pero se te aprecia igual como lector.

martes, 5 de mayo de 2015

Como organizar el espacio en escena


Originalmente investigué este tema para explicarlo en mi clase de teatro. He transcrito el guión con algunas adaptaciones para publicarlo en el blog.

A la hora de organizar el espacio en escena, ya sea para una representación teatral o un acto mágico (como expliqué aquí), hay que tener en cuenta que existen dos tipos de objetos:

Para situar al espectador en el lugar en que transcurre la acción. Por ejemplo, si hay un muerto en la mitad, es un velatorio. O, si hay un papel en el fondo con la pared de un castillo pintada, pues es un castillo (y si está mal pintado, una obra infantil)

De utilidad práctica en el transcurso de la escena. Si quieres apoyar un libro, necesitarás una mesa; si no, se caerá al suelo. Y lo mismo para las personas, si quieres sentarte, una silla suele ser mejor opción que el aire (a no ser que se trate de alguna escena cómica).


La pregunta es, ¿cómo se sabe que objetos son útiles durante la escena?

En primer lugar, existen objetos que tienen que estar por guión, ya que tienen mucha importancia en la obra. Este es el caso del veneno en Romeo y Julieta, por ejemplo.

Otra ayuda pueden ser las acotaciones. Donde pone "se dirige hacia la mesa" convendría que hubiera una mesa.

Pero hay gente en contra de las acotaciones, que considera que coartan la libertad del actor/director. Lo que no deja de ser cierto. En ese caso mi sugerencia es hacer una primera vez la escena sin ningún elemento e ir anotando mentalmente lo que notas que te falta mientras la realizas. Si en algún momento crees que te vendría bien una silla para sentarte o apoyarte, una mesa para dejar cosas, etc. Al acabar la escena vuelve a realizarla con esos elementos. La mera práctica hará que vayas situando los elementos en el lugar más adecuado para el transcurso de la misma.


También existen dos normas generales, aplicables a la mayoría de escenas y que podrían resumirse en la virtud está en el término medio.

A no ser que la escena o el tipo de teatro lo exijan, el escenario no debería estar vacío. Principalmente porque los objetos nos dan una excusa para movernos e interactuar con ellos, eliminando la monotonía de la escena.

El escenario tampoco debe de estar abarrotado, tanto por simple estética como para evitar  que nos dejen movernos con libertad. Lo ideal sería poder movernos tanto por detrás como por delante del objeto, por lo que hay que evitar arrinconarlos.


Pd. Esto es obvio, pero conviene comentarlo por si acaso. La organización de la escena depende del escenario que tengamos. No podemos montar igual una escena en el Teatro Real que en una sala de microteatro.


Posteriormente la profesora y compañeros de teatro destacaron algunos consejos técnicos más:

Conviene poner los objetos de mayor tamaño más cerca del fondo y los más pequeños más cerca del público (para que no se tapen ni tapen a los actores).

A nivel estético, conviene no ordenar la escenografía siguiendo una cuadrícula (imaginaria). Es más interesante que formen diagonales, ya que da una mayor sensación de dinamismo. Por esta misma razón, si quieres reflejar un espacio excesivamente ordenado y controlado, coloca los elementos en línea.

miércoles, 25 de marzo de 2015

De cómo Jorge Blass convenció a un escéptico


Este año se celebra en el Circo Price el V Festival Internacional de Magia.  Al ver los carteles por la calle mi madre me preguntó si me apetecía ir y le contesté que no pasaba nada si este año nos lo perdíamos (hemos ido a todas las ediciones anteriores), ya que “sería muy parecido a lo de siempre."

Y este es uno de los grandes peligros a los que se enfrenta la magia, que el espectador crea que ya ha visto todos los trucos y que el nuevo espectáculo no va a ser diferente de los anteriores (peligro alimentado por todos los magos que continúan haciendo la clásica rutina de cuerdas, seguida del pañuelo que desaparece y rematada por la versión más clásica de los aros chinos).


Pero unos días más tarde vi una breve reseña de Ramón Mayrata en Facebook, en la que afirmaba que las actuaciones de esta edición tenían como denominador común la dramatización de la magia. Y si has seguido este blog mínimamente, supondrás que yo (firme defensor de la incorporación de elementos teatrales en espectáculos de magia), no podía resistirme a eso. De manera que, juntando eso con los magníficos precios a través de Atrápalo (entre 12 y 15€), el pasado jueves 17 acudí a ver el Festival.


Al igual que la presentación de la IV edición me disgustó, presentada por uno de esos típicos niños mago “robotizados” y con una gran carga de sentimentalismo, la de este año me produjo un grato efecto. Sobriamente, sin exceso de palabras, los distintos artistas iban apareciendo en distintos lugares del escenario o entre el público, realizando un breve truco y cediendo la atención al siguiente.

El propio Jorge Blass, en lugar de soltar un gran discurso, se limitó a hacer aparecer en un silla vacía a la única artista no mágica (acróbata aérea, con un número de cintas), incluyéndola en el ambiente ilusionista.

Del mismo modo, la temática del festival, el tiempo, me parece muy bien tratada. Incluida en un clásico juego de interacción con el público en el que estos cortan y barajan en sus manos, y como elemento físico (un reloj) en un par de juegos de escenario, pero sin abusar en ningún momento. Sirve como hilo conductor de las actuaciones, pero no obliga a los artistas a cambiar sus juegos o presentaciones para adaptarse a él.


Analizando otros factores, querría resaltar en primer lugar la calidad de los artistas. Esto puede considerarse obvio, ya que son renombrados magos seleccionados entre lo mejor de distintos países, pero en un número sorprendentemente elevado de veces, mi criterio de lo que es un buen mago no se corresponde con el de los que imparten los premios.

En este caso los magos no se limitan a realizar bien los trucos, algo que en las grandes ilusiones muchas veces se realiza de forma semiautomática, sino a interpretarlos de manera exquisita. Todos ellos parecen tener nociones de control corporal (unos conocimientos básicos de danza o acrobacia) que les ayuda a la hora realizar su papel. De esta manera, destacaré dos tipos de interpretación muy distintas, pero ambas correctas.

Por un lado el Mago Topas, alemán, todo un showman. Capaz de interpretar música con una baraja de cartas y, lo que es más importante, entretener al público con ello. Un ejemplo de magia interactuada con el público con la habilidad de un cómico profesional y no con la torpeza que muchos magos amateur que tratan de ser graciosos (sin conocimientos ni habilidades básicas para ello) muestran.

En el otro estilo, Marcel Kalisvaart y su compañía Magus Utopía. Una interpretación clásica en el sentido de que utiliza la cuarta pared (no interactúa con el público), pero magistral. Con una coreografía, vestuario y movimientos propios de un número musical, lo que, combinado con las apariciones, desapariciones, escapismos y demás juegos, crea un espectáculo increíble.

En términos más técnicos del ilusionismo, el festival también destaca. El uso de la misdirection psicológica, sutil, invisible al cerebro consciente, es una maravilla. Y, junto a esta, destaca la justificación de las acciones. Los trucos no suceden porque sí, sino con un motivo, lo que ayuda a la narración dramatúrgica y a la fluidez del espectáculo.


Debido a todo esto (y para dar mayor lógica al título y no utilizarlo como mera herramienta publicitaria), querría felicitar a Jorge Blass. Personalmente no soy un excesivo fan de su estilo mágico (demasiado infantil y familiar para mi gusto), aunque soy plenamente consciente de que tiene un gran público que sí lo es.

Pero no quiero felicitarle como mago en esta ocasión, sino como productor y director del espectáculo. Además de por la elaboración del mismo, por relegarse a un segundo plano como presentador y dejar la presentación del espectáculo a Topas, lo que (aparte de que su estilo sea más cercano al mío) le da al Festival un estilo diferente a los anteriores.


Personalmente sé lo difícil que resulta ceder el protagonismo de un festival organizado por ti mismo a otra persona, por lo que, sinceramente, enhorabuena.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Buscando el control del cuerpo


Como parte de mi formación en artes escénicas, llevo bastante tiempo buscando el control del cuerpo y como mejorarlo. Por ello hoy quiero hablar de lo descubierto y reflexionado sobre él hasta ahora.


En primer lugar, dejar claro que lo considero un elemento importante, pero uno más de todos los necesarios, junto con el control de la atención (principalmente en la magia), de los objetos (esencialmente en los malabares), de las palabras…


En segundo lugar, decir que este control en escena es doble. Por un lado está el control del cuerpo en sí, ser capaz realizar movimientos rápidos, precisos o vistosos (como puntales) y por otro el control en el espacio, los desplazamientos por el escenario y el ser capaz de llenar este con la mera presencia.


En la búsqueda de este control, he pasado por diversos deportes y disciplinas, cada una de las cuales aporta ciertos beneficios. A continuación las detallaré, desde el punto de vista del control corporal:

  • Por supuesto, el gimnasio por si solo ya ayuda. Todo lo que sea desarrollar y despertar la musculatura es bienvenido. Sin embargo, para este fin no es necesario centrarse en cosas específicas como aumentar volumen o definición, sino que es la fuerza muscular en sí lo que nos ayuda.
  • Las artes marciales (en mi caso el Judo) tienen dos beneficios principales. El enseñar a imprimir fuerza en los golpes, que se puede extrapolar a imprimir fuerza en los movimientos, y el enseñar a encajar esos golpes y a caer (lo que resulta de gran utilidad al tener que realizar una escena con alguna acción violenta).
  • La esgrima consiste en controlar la distancia con el adversario, por lo que aumenta la escucha* en escena. Además, para el control corporal, aumenta los reflejos y el tren inferior (normalmente olvidado en el entrenamiento en gimnasio).
  • La danza aumenta la velocidad y coordinación del cuerpo (para saber más sobre sus ventajas, pincha en esta antigua entrada). Por la utilización de todo el cuerpo, la consideraba el mejor método para aprender control corporal, pero en mi experiencia como aprendiz he encontrado un pequeño problema.

o   Existen clases en las que se aprende una coreografía preparada por la profesora repitiendo los pasos que ella enseña. El problema aquí es que, aunque llegues a dominar el paso en esa canción, normalmente no se llega a ahondar en ellos, por lo que solo se interiorizan una pequeña cantidad de ellos (que podrías ser capaz de introducir por ti solo en otro baile distinto).
o   En las clases de danza interpretativa, esto no es así. Se permite mucha más libertad, ya que consiste en expresar con el cuerpo. Sin embargo en estas clases no suelen enseñarse pasos de baile, por lo que ya has de tener una base.
  • La acrobacia exige y desarrolla un alto control corporal y muscular. Lamentablemente, tras asistir a unos cuantos cursos he descubierto que soy incapaz de realizar movimientos que impliquen equilibrios sobre manos y/o cabeza. Pero seguramente tu no, así que te animo a probarla.

Tras probar en todas estas disciplinas, la única que actualmente considero que me falta por probar es el yoga, que probablemente sea de las más completas y efectivas.


Hasta aquí mi experiencia en este campo (que espero aumentar en el futuro). Por supuesto y como siempre, todo comentario será bienvenido. Y en este caso especialmente, si posees cualquier experiencia o conocimiento acerca de otros modelos de escuelas de baile u otras formas de incrementar el control corporal, te estaría muy agradecido si lo compartieras conmigo (vía comentario o por redes sociales).

*En escena la escucha no se limita únicamente al oído, sino a ser capaz de detectar los movimientos, sentidos de ánimo, etc. de los compañeros en escena y reaccionar ante ellos.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Para una formación completa, nada como el circo


Desde hace unos años vengo buscando una formación íntegra en espectáculo. Algo que reúna arte dramático, baile, música, ilusionismo, malabares, etc. Lógicamente, algunas cosas con mayor profundidad que otras, ya que no se puede ser un experto en todo, pero sí tener nociones básicas.

Personalmente, trato de alcanzar esa formación asistiendo a numerosas escuelas diferentes, pero me preguntaba si habría una única escuela que pudiera reunir todo ello, así que desde hace unos meses comencé a investigar en el tema.


En primer lugar, los conservatorios de música o danza quedan descartados, ya que tienen un altísimo nivel de especialización.


Los grandes centros de formación de artes escénicos (como la RESAD en España) se muestran más abiertos, sin embargo. Imparten ciertas materias de danza e incluso acrobacia. Sin embargo, dejan de lado la formación en otras artes “del espectáculo”, seguramente a propósito, ya que aún hay un gran sector de la población que las considera de menor nivel que el teatro. Un mero entretenimiento en lugar de un arte. La imagen del payaso (que sin embargo si está consiguiendo ser sustituida actualmente por la de un clown más “serio” y profesional) haciendo malabares y la del mago infantil de cumpleaños, aún están firmemente fijadas en las mentes de muchos; y esto hace que no se consideren también como un entretenimiento para adultos.

Por esta razón, ni siquiera una formación en estos centros serviría a mi propósito (a pesar de que poseen varios cursos anuales y muchísimas horas de clase en cada uno).


Así que seguí pensando. En algún lugar ha de haber una escuela (entendida no solo como lugar físico, sino como corriente de pensamiento) que se ajuste a lo que busco.
Y seguramente la haya, pero aún no poseo los conocimientos suficientes como para encontrarla. Sin embargo he hallado la que se acerca más de todas las que conozco.


Si amigos, el circo. No entendido como la carpa de circo tradicional, sino como escuela (la de Londres se encuentra en un edificio sólido, de ladrillo y todo). No solo es de los lugares con una formación más completa, sino de las más exigentes que conozco. Para realizar el curso profesional en una escuela de circo, necesitas pasar pruebas de dramatización, malabares, clown, acrobacia… Y luego todo ello se trabaja a conciencia con profesores especializados.
Estamos hablando pues, de una escuela de las de ocho horas diarias (similar a la RESAD en eso), en las que se trabajan todas las artes escénicas a la vez. A pesar de que te especialices en acrobacia, seguirás teniendo horas de clase de malabares (hasta alcanzar como mínimo las cinco pelotas), de dramatización, de clown y hasta unos principios básicos de ilusionismo (ciertos juegos vistosos de escena).


Esta formación únicamente tiene un fallo, desde mi punto de vista, para crear al showman perfecto. La comunicación. Para mí, un buen showman ha de poder entretener al público solo con palabras, algo que (creo) no se enseña en estas escuelas.


Así que, aunque cerca, aún no he encontrado mi formación perfecta. Aunque tal vez la formación esté justamente ahí, en seguir buscando.

jueves, 5 de marzo de 2015

El paro en escena

Advertencia: esta entrada puede no ser la crítica propagandística a la sociedad que esperas.


Hace unos días vi un fragmento de una entrevista realizada a Daniel Guzmán en La Sexta Noche (que podéis encontrar aquí http://www.lasexta.com/programas/sexta-noche/noticias/daniel-guzman-cobro-euros-funcion-complicado-vivir-dignamente-como-actor_2015022200006.html). En ella, realiza una queja acerca de la situación actual de la industria cultural en España. La cual comparto, en este país la cultura está francamente infravalorada. Pero hubo un momento que me causó un especial interés. A la hora de referirse a su profesión (el teatro) afirmó que existe una tasa de desempleo del 90%.

Bien, esto es como lo de los bancos. Si tú le debes mil euros al banco, tienes un problema, si le debes mil millones, el problema es del banco. Pues si tienes una tasa de paro del 20%, el problema puede ser del Gobierno o la sociedad, pero si es del 90%, está claro que hay un gran problema en la profesión.


El primer problema es la consideración del paro. En este caso no se cuenta como no trabajar, sino como tener que dedicarse a otra cosa. Por un lado esto es lógico, ya que si no el 90% de los actores vivirían en la calle, pero tiene una consecuencia más interesante. Al dedicarte a otra cosa, ganas dinero suficiente para vivir, lo que hace que no necesites desesperadamente trabajar como actor. El hambre agudiza el ingenio, el tener otras salidas, lo adormece. Obviamente, no estoy en contra de que se trabaje de otras cosas y se mantenga el teatro en un segundo plano, pero sí de hacerlo mostrando un constante victimismo por no poder dedicarte a lo que deseas.

Conste que esto no solo me pasa con los actores, cualquier persona que mantiene “sus sueños” en un segundo plano pero llora constantemente por no poder alcanzarlos, me produce cierto rechazo. Apoyo plenamente a los que se sacrifican (dejando los estudios, cierta calidad de vida o cualquier otra cosa) para alcanzarlos o a aquellos que deciden poner por delante otras cosas de su día a día y pasar a considerar lo otro simplemente como un hobby; pero no a los que no se deciden.


El segundo término a tener en cuenta es el de actor. ¿Qué es un actor? ¿Una persona que ha estudiado interpretación pero no está trabajando de ello? ¿o alguien escogido al azar, como el protagonista de El niño, sin ningún conocimiento de la materia pero reconocido por la crítica (y el dinero)?

Personalmente, he conocido a personas con gran calidad en el escenario y que se lo tomaban muy en serio en las clases, que nunca han pensado en dedicarse profesionalmente a ello, y a gente con grandes lagunas en la materia que se autodenominaban actores sin sonrojarse. Yo mismo, sin ir más lejos, acudo a clases de danza e interpretación y estudio sobre el humor, el ilusionismo y otras artes escénicas, pero nunca me consideraría seriamente actor o artista hasta que empezara a trabajar (y buscar activamente trabajo) de ello.

En relación con esto, también considero que alguien que quiera vivir de esto, tiene que trabajárselo. Mucho. No vale con dominar únicamente la actuación (lo que ya es un concepto muy difuso en sí mismo), sino que tienes que ser capaz de interpretar multitud de papeles diferentes, para lo que necesitas unos conocimientos básicos de danza, esgrima, equitación, canto… Y eso si únicamente pretendes dedicarte a la actuación, dejando de lado otras artes escénicas más cercanas al espectáculo.

Y todo será más fácil si eres capaz de romper esa absurda barrera entre “la cultura” y la economía. Si eres capaz de adminístrate con un mínimo de cabeza, poseed unos conocimientos económicos básicos y habilidad para hacer contactos, seguramente te vaya mucho mejor.


Por último, volviendo al problema inicial, es cierto que la industria cultural en este país está muy mal. Pero de ella solo hay una pequeña parte que se va a poder solucionar próximamente. Es cierto que el IVA del 21% es vergonzoso y que con la crisis el consumo de ocio se ha reducido mucho, pero la masificación laboral va a seguir allí. Así que, diversifícate. Actúa, aprende, da cursos, escribe guiones…

Porque no es tan fácil vivir de lo que te gusta, no sólo si eres actor. Y si no, pregunta a informáticos de 50 años que estudiaron.

miércoles, 25 de febrero de 2015

La magia como teatro

Muchas veces se dice que el mago es un actor que hace el papel de un mago. Pero mientras que el actor cuenta con el apoyo de un guionista para saber qué debe decir y un director para saber cómo decirlo, el mago teóricamente ha de saber hacer todo esto y además tener una habilidad excepcional (o unos artilugios muy bonitos). Y lo más curioso es que muy pocos magos incluyen esto en su formación.

La presencia de un director artístico es necesaria en cualquier buen acto de magia de escena de larga duración (no un simple juego, sino un show de alrededor de una hora de duración). No basta (o no debería) con poner un velador o un maletín con material en una esquina y ponerse a hacer juegos en el centro del escenario. Para que sea un verdadero show tiene que haber un buen control del espacio.

Incluso en el stand-up comedy, cuya principal característica es que el monologuista se encuentra solo con un micrófono y un taburete en el escenario, los mejores cómicos son aquellos capaces de jugar con el escenario. Bien con el real, utilizando las escaleras que lo separan del público, la diferencia de altura, las paredes, etc. o bien con el imaginario, con ejercicios de mímica, haciendo que el espectador visualiza en su mente puertas, mobiliario u horizontes (un prado, el skyline de una ciudad…).

De hecho, la mayoría de las actuaciones de magia residentes en teatros (que se realizan con periodicidad, no un solo día), poseen una buena escenografía, especialmente las de mentalismo.

“Pero yo no puedo permitirme un decorado.”
En todo caso no podrás permitirte uno fabricado a medida, pero seguro que puedes conseguir uno que te sirva. Una mesa, un mantel, dos sillas, un cuadro, un sombrerero… Cualquier cosa que te sirva para dar más efecto a tus juegos o a crear una trama interesante que los una. Y, teniendo en cuenta los precios de las mesas y maletines de magia, si puedes permitírtelos, puedes permitirte un escenario completo con objetos cotidianos. Y solo eso ya le dará a tu espectáculo un toque que lo diferenciará del 90% del resto.

Pero, aunque no quieras una escenografía física, recuerda siempre que estás es un escenario y que debes actuar como tal. Que tienes que poder llenarlo con tu presencia, sentirte cómodo e interactuar lo máximo posible con él.

Pd: Aunque únicamente haya hablado del ilusionismo en este artículo, esto es aplicable a todas las artes escénicas, por ejemplo los malabares. Y como prueba de ello, os dejo dos ejemplos de espectáculo, uno que utiliza el escenario y otro que no. Juzgad vosotros mismos.




miércoles, 11 de febrero de 2015

5 razones por las que un malabarista debería practicar baile


1 Porque trata del control del cuerpo en el espacio.

El baile no es más que una serie de movimientos del propio cuerpo en un espacio, normalmente siguiendo una música, con el fin (en la mayoría de los casos) de resultar estéticamente agradable.
Esto resulta también muy importante a la hora de realizar malabares, ya que una actuación resultará mucho más interesante si el artista se desplaza y lograr llenar el escenario, en lugar de quedar semioculto en una esquina del mismo.


2 Porque en la danza se utiliza todo el cuerpo.

Esto hace que “despierten” músculos normalmente poco utilizados, como los pectorales o abdominales. Esto resultará especialmente interesante en el caso de que practiques malabares de contacto (o contact), en los que el control del objeto tiene que realizarse con todo el cuerpo, ya que la pelota o aro en cuestión se desplaza por todo él.
También se utilizan los brazos y las piernas, olvidadas en la gran mayoría de los entrenamientos. Alguien que practique danza de manera habitual podrá incluir sin problemas controles o lanzamientos de los objetos desde sus pies.


3 Porque ayuda a mejorar la velocidad.

En movimientos tales como la pirueta (dar una vuelta sobre ti mismo mientras uno de los objetos está en el aire), hay gente a la que no le da tiempo a girar suficientemente rápido. Tras unos meses practicando baile, te aseguro que podrás dar con facilidad una o dos piruetas antes de recoger el objeto y seguir realizando malabares.
Si practicas algún baile moderno (como el funky o el hip-hop), todos los movimientos se realizan a gran velocidad, por lo que tanto tus brazos como tus piernas también se moverán mucho más rápido.


4 Porque aumenta el sentido del ritmo.

El ritmo es algo vital en los malabares, tanto si realizas rutinas musicales (en cuyo caso es esencial), cómo para poder calcular los tiempos en la numerología de malabares.
Supongo innecesario comentar que el baile (al igual que el aprender a tocar instrumentos musicales) te ayudará a mejorar enormemente tu sentido del ritmo.


5 Porque es muy utilizado en las actuaciones actuales.

He aquí la última razón, la razón comercial. Lo siento por si eres aficionado a ese estilo, pero actualmente ya no se lleva el malabar clásico, el “más difícil todavía”. El estilo actual implica desplazamientos, juegos por el suelo… Así que, aunque solamente sea por estar al nivel de tus competidores, te conviene practicar baile.


A modo de regalo os dejo esta maravillosa rutina de malabares con un gran estilo de baile incorporado.

lunes, 26 de enero de 2015

¿Por qué los humoristas tienen que ser feos?

O, lo que es más interesante, ¿por qué los cómicos tienen que hacerse los feos?



Al igual que un actor siempre remarcará lo mejor de su físico, se hará fotos de su mejor perfil e intentará que se noten sus músculos (aunque para ello tenga que pintárselos), verás a muy pocos humoristas presumir de su físico de una manera sincera (no irónica). Sin embargo, harán constantes chistes hacia su calvicie, su barriga prominente o los aspectos menos atractivos de su perfil. Y no sólo eso, en caso de que cuenten con un buen físico, casi siempre comenzarán hablándote de algo malo que les ha ocurrido al llegar allí o en cualquier momento de su pasado.


Esto tiene dos razones básicas, tan sencillas cómo ineludibles.


La primera de ellas es que gran parte del humor se basa (como indican en el libro Cómo orquestar una comedia) en la verdad y en el dolor. Es decir, en la desgracia ajena. Recalco, ajena. En caso del público lo más fácil es reírse del propio cómico, ya que le han pagado (en la afortunada mayoría de los casos) para que les haga reír, por lo que no se sienten mal por hacerlo. Sin embargo, si nada más empezar el espectáculo el humorista sacara a alguien del público y comenzara a recalcar sus defectos, la situación se volvería incómoda.

Por otro lado, una vez que el humorista ya ha mostrado no tener problema en señalar sus propios aspectos más desfavorecedores, ya ha ganado cierto derecho a señalar los de algunos miembros del público. ¿Cuánto derecho? Eso depende de lo bueno que sea el cómico. El caso idóneo es aquel en el que el propio increpado se ríe con las bromas, aunque incluso en este caso no podremos excedernos. Para mí, el cómico que mejor consigue esto es Goyo Jiménez, quien en su último monólogo en el club de la comedia (https://www.youtube.com/watch?v=g53eXe1iQGg) señala en varias ocasiones aspectos negativos del público o de su relación con él, sin que estos se sientan molestos en ningún momento.


La otra razón de que el humorista siempre resalte sus desgracias, es que esto crea conexión con el público. Todos hemos tenido momentos tremendamente embarazosos y la mayoría han sido muy similares: rechazo a una declaración de amor, algún momento incómodo vinculado a los futuros suegros… A muchas personas no les gusta hablar de ellos e incluso negarán haberlos sufrido, pero sin embargo reirán y los recordarán cuando el cómico los cuente como si sólo le hubieran sucedido a él mismo.


Por último añadiré una reflexión sobre por qué la figura del mago humorista resulta en algunos momentos tan incómoda y negativa. Dejando de lado el uso de chistes enlatados y el tratar de hacer gracia sin ser ingenioso (algo que sucede a muchos magos), me centraré en las presentaciones estilo Pepe Carrol. Estas son aquellas en las que al voluntario elegido entre el público le van pasando diversas cosas malas o sencillamente embarazosas (calambrazos, tratar de realizar algo que el mago logra hacer con éxito y él no, etc).

La razón de que esto no funcione en la gran mayoría de los casos es sencillamente lo explicado anteriormente. Para hacer bromas a costa del público, tienes que haberte puesto anteriormente por debajo de él, haber demostrado que a ti te han pasado cosas peores o al menos tan malas como las suyas. Sin embargo, el mago es un personaje situado por encima del resto, capaz de hacer cosas increíbles. Por ello no puedes tratar de hacer quedar mal al espectador sin haber trazado ningún vínculo con él. Esto no quiere decir que no puedas hacer bromas en tu espectáculo (por supuesto) ni que no puedas jugar un poco con el espectador, pero para ello tienes que haber creado el clima adecuado. Y para ello es mucho más adecuada una sesión de magia de cerca que una de escenario (dónde ya estás situado físicamente alejado y por encima del público).

Un ejemplo de este tipo de clima son las sesiones de magia realizadas por Daortiz, en las que todo el mundo suele situarse a escasos metros de él y se respira un ambiente de confianza, casi de camaradería (cómo el mismo dice, nunca dejó de realizar magia de pub).


Así que ya sabes, el humor no es tan sencillo como parece y no todo puede realizarse en cualquier sitio. Y lo que es más importante, algunos humoristas no somos tan feos, sólo nos lo hacemos.