Todos tenemos clara la importancia
de la imaginación a la hora de elaborar una escena. Pero hoy no hablo de eso,
sino de la importancia de utilizar la imaginación del público.
El público (en su mayoría) no es
tonto, y por tanto no quiere ser tratado como tal. Les es mucho más interesante
intuir las cosas que que se las den machacaditas.
Esto significa que será mucho más
fácil captar la atención y el interés del público si este tiene que realizar un
pequeño esfuerzo de su parte. Por supuesto esto no vale para todos los
espectáculos, hay algunos en los que el público únicamente va a descansar
cuerpo y mente. Pero en muchos otros dejar las cosas en el aire resulta mucho
más interesante. Este principio también se utiliza en la publicidad, es mucho
más fácil generar engagement con el
consumidor si generamos imágenes
mentales.
Otra de las ventajas de generar
imágenes mentales, es que el público vive mucho más la experiencia, ya que
conseguimos que suceda dentro de su cabeza. Si él resuelve el misterio del
guión antes de que lo haga el protagonista (y esto le requiere algún esfuerzo),
se sentirá parte de la obra teatral.
Este principio también es muy
importante en la magia. Muchos grandes magos están de acuerdo en que el truco
debe suceder en la mente del consumidor antes que en la realidad. Esto no
significa anticipar el efecto (algo que hay que evitar, ya que rompe la
sorpresa final), sino que, un segundo antes de que suceda el efecto final, el
espectador lo piense.
Explicándolo con un ejemplo, una
carta firmada por el espectador está perdida en la baraja. Justo al final del
juego, el mago pregunta dónde puede estar la carta y mira a una caja cerrada
con candado que lleva en el escenario desde mucho antes de que el espectador
firmara la carta y a la que nadie se ha acercado. En ese momento, los
espectadores descubren que la carta tiene
que estar en la caja, pero a la vez saben que esto es imposible. El truco ya ha tenido lugar en la mente del
espectador y estos ya han recibido el primer mazazo. Seguidamente el mago se
acerca a la caja y muestra que, efectivamente, la carta está ahí. Esta
demostración física es un segundo mazazo a la mente de los espectadores. De
esta manera, es como si el efecto sucediera dos veces, por lo que es mucho
mayor.
Hoy hablaremos acerca del vídeo
que hice hace una semana, por mi cumpleaños. Lo utilizaremos para analizar lo
explicado en anteriores entradas. De esta forma, lo trataremos como si de un
pequeño espectáculo se tratara.
En primer lugar destacar la
experimentación. Este estilo de vídeo (una recopilación de trucos aprendidos en
un año o un número determinado de ellos) proviene del mundo de los malabares.
Sin embargo, aquí he querido mezclar la simple compilación con un hilo
conductor, formado por la música.
Ya que estamos en confianza, os
confesaré algo. No sé música. La selección de canciones del vídeo representa
casi la totalidad de mi repertorio. Pero eso no es razón para no probar a
incluirlo. ¿Cómo se soluciona esa falta de técnica? Con creatividad.
Desarrollando un buen guión, se puede lograr que la música sea un buen
complemento.
Dentro de esta experimentación,
cada uno tendrá su estilo. El mío es bastante natural, sincero, por lo que
admito en varias ocasiones que no soy un experto musical. Pero lo interesante
es ver cómo, dominando una pequeña parte de un arte o habilidad, podemos
integrarlo en un espectáculo.
Dentro de esta experimentación
incluyo la grabación y montaje del vídeo. Actualmente todo el mundo se maneja
con cámaras y programas lo suficiente para crear un vídeo así, por lo que no es
un hecho diferencial, pero si es ya algo casi obligatorio. Aunque lo tuyo sea
la escena pura, no puedes depender de otras personas para realizar grabaciones
mínimamente cuidadas de tus números o rutinas.
Por último, realizaré una rápida
autoevaluación con los factores que expliqué anteriormente para considerar si
una persona o espectáculo es buena o no.
Técnicamente los juegos y trucos
están correctamente realizados, aunque es cierto que no tienen una limpieza del
100%. Tienen una dificultad intermedia, no son de principiantes pero tampoco
llegan a algunas virguerías que se pueden ver por Youtube.
Creativamente, cómo ya he
mencionado anteriormente, la idea no es original. Sin embargo se le han añadido
algunos toques, cómo la música como hilo conductor.
Para medir el comportamiento en
el escenario, lógicamente, no es lo mismo la presencia en un vídeo que en
escena. Sin embargo sí es igualmente importante transmitir confianza, seguridad
y, en mi caso particular, familiaridad.
Por último, en el apartado de
venderse a sí mismo, debo admitir que probablemente realizo demasiada
autocrítica (aunque sea en clave de humor) para hacerlo del todo bien.
Y hasta aquí
el primer análisis práctico del blog. Espero que os haya sido útil o
interesante (si hay mucha suerte ambas), nos vemos en los comentarios o en la
entrada de la próxima semana.
En primer lugar, porque todas las
artes son para experimentar, probar cosas nuevas, romper con lo anterior. Los
avances, de hecho, vienen de este tipo de cosas.
Y, más importante, porque sin
experimentar esto se volverá un peñazo. Hacer siempre lo mismo una otra vez es la mejor forma de acabar harto de
ello. Por mucho que te apasione un truco de magia, repítelo de igual manera mil
veces y verás cómo acabas odiándolo.
Pero con experimentar no me
refiero simplemente a cambiar de juego, de técnica, de coreografía o de obra
teatral; sino a probar tus propias cosas. No hace falta que surjan desde cero,
pueden ser simples combinaciones de movimientos o técnicas que ya conoces. Ni
siquiera tienen que ser buenas, no tienen que tener el nivel de tus rutinas en
escena (muy raro sería que crearas algo tan bueno como lo que ha trascendido
hasta llegar a ti), simplemente algo que te sirve para entender ese arte y
sentirlo como propio.
Para hacerlo menos teórico,
pondré un par de ejemplos personales.
Cuando recibía clases en la
escuela de circo Carampa, dimos equilibrios de mazas. Y no me gustaron, eran un
peñazo, difícil y no especialmente vistoso. Un mes después quedé con un amigo
malabarista y decidió probar algunas cosas con equilibrios. Tras un año y medio
estas son algunas de las estructuras que se nos han ocurrido e incluyo los
equilibrios en todos mis espectáculos.
Otro ejemplo personal (también de malabares) es el proyecto que cree este verano, “El reto”.
En él hacía malabares con diversos objetos sugeridos por los seguidores. Este
es una buena prueba de lo que decía anteriormente, ya que la calidad técnica es
francamente mejorable (no solo en la grabación, sino en la limpieza y elegancia
de los malabares en sí). Me centré en la innovación, priorizándola sobre la
técnica. Sin embargo la idea me pareció interesante, así que la incluí en mi
última actuación de cumpleaños. Para que veáis que toda experimentación se
pueda aprovechar.
Por último, experimenta con
nuevas artes.
Pruébalas, aunque sea sencillamente como hobby o simplemente
oblígate a hacerlo para ver qué sacas de ellas. Mi primer encuentro con los
malabares fue “por apuntarme a algo” en los meses muertos de verano y cuando
comencé a interesarme por la magia lo hice para aprender un par de trucos
básicos para hacer en la sobremesa.
Es cierto que no todas las cosas que he probado se han
convertido en mis puntos fuertes (por ejemplo, patino bastante mal y la música
no parece un don que yo comparta), pero cuantas más pruebes, más posibilidades
tendrás de encontrar algo nuevo que te encaje. Y además, todo sirve para
complementar, tanto tu formación como tus actuaciones. Cuantas más cosas
conozcas, mayor será tu visión sobre las artes escénicas. Como siempre, si tenéis cualquier duda o comentario, escribidla aquí abajo y la contestaré lo antes posible.
Hoy trataremos de responder a una de las preguntas mas
frecuentes (lógicamente) entre los “practicantes” de artes escénicas. Y lo
haremos orientándolo hacia el “¿podría vivir de esto?”, ya que el mercado es el
juez más universal.
De esta manera, considero que hay que tener en cuenta
varios factores muy diversos para poder responder, lo que genera las siguientes
preguntas.
¿Soy bueno técnicamente?
Todas las artes escénicas requieren un nivel de técnica,
incluso la realización de monólogos humorísticos, aunque es cierto que en
algunas (baile, magia o malabares), este nivel es mayor. Si somos buenos o no
técnicamente es una de las cosas más fáciles de averiguar, ya que suele ser en
la que todo el mundo se centra a la hora de pensar si es bueno en la actividad.
De esta manera, tu profesor o compañeros de la actividad ya te habrán comentado
alguna vez tu nivel técnico (seguramente no de manera directa, pero sí con
comentarios como “eso te ha quedado muy limpio” o, “esa parte tendrías que
redondearla”).
¿Soy bueno creativamente?
Como ya dije anteriormente, considero que la creatividad
es uno de los factores fundamentales para dedicarse a las artes escénicas,
especialmente si lo haces individualmente (no tanto si perteneces a una
compañía de teatro o danza dónde corre a cuenta de los directores). Me estoy
refiriendo a ser capaz de hacer un número interesante, que no sólo sea muy
bueno técnicamente sino que esté bien organizado, con momentos imprevisibles,
un buen final… Lo ideal es fusionarlo con lo anterior, por ejemplo, los números
con sombrero de malabares que incluyen un sombrerero me resultan muy creativos
y, al practicarlos, pules la técnica con esos nuevos objetos. Algo que hay que
tener en cuenta es que, si haces un número único con tus propias técnicas,
nadie podrá ser mejor que tú técnicamente.
¿Soy bueno en el escenario?
Con esto me refiero a ¿me siento cómodo en él? ¿Soy capaz
de hacer del escenario mi ambiente y que todos se den cuenta o, al contrario,
parezco perdido y asustado?. Partiendo de la base de que siempre hay que tratar
de tener la máxima comodidad en el escenario, tu estilo cambiará dependiendo de
la respuesta. Si no te sientes cómodo, te recomiendo números musicales o con un
guión muy ensayado, en los que te puedes “refugiar dentro de tu idea”. Si, por
el contrario, estás en el escenario como en tu casa, podrás hacer números más
interactivos, con participación del público y ciertos toques de improvisación.
Pero, por favor, no intentes hacer el segundo tipo de
espectáculo si no te encuentras cómodo. Cuando alguien así saca a un miembro
del público para un juego o rutina, todo el escenario puede sentir su
incomodidad, y algunas veces esta se traslada al propio espectador, o este se
convierte en el que manda en la escena. Desde el punto de vista de un
espectador con empatía, sufro viendo estos momentos.
¿Soy bueno vendiéndome?
Diariamente oímos que los músicos que triunfan en España
no son buenos. Y lo mismo de los magos (Dynamo, el Mago Pop…). De los magos,
que tengo más conocimiento, reconozco que no son buenos técnicamente. Pero la
respuesto no es “sólo triunfan los malos, que vergüenza”, sino “¿cómo habrá
logrado triunfar sin ser muy bueno?”. La respuesta es venderse a sí mismo.
Hacerse una imagen de marca personal y conseguir contactos, básicamente. Tengo
compañeros de magia que llevan 10 años aprendiendo, y otro que lleva apenas uno
y ya tiene actuaciones en locales, simplemente porque hace buenos contactos.
Como consejo final, en Personal Branding os recomiendo los libros de Risto
Mejide (los tres últimos). Que, lo digo bajito, se pueden descargar gratis
online.
Estos cuatro factores se tienen desde pequeño. Cualquiera
que haya hecho un par de cosas distintas, verá que unas se le dan mejor que
otras. Pero esto no niega que se puedan entrenar y perfeccionar. Así que la
clave está en ver los puntos fuertes y débiles, aprovechar los primeros y
mejorar los segundos.
Y mientras os ponéis a ellos, todo comentario es bienvenido
;)
Sí señores, en esta primera entrada voy a luchar contra
una de las ideas más extendidas en el mundo del espectáculo, defendida por los
mayores maestros con frases como “La clave del éxito es entrenar hasta que te
sangren los dedos, y después seguir entrenando”.
Antes de nada, querría recordar que mi opinión viene
condicionada por mi orientación en las artes escénicas, y esta es hacia la
figura del showman, un personaje con
conocimiento de muchas de estas artes (dramatización, baile, malabares,
ilusionismo…), pero que no ha de ser “el mejor” en ninguna de ellas.
Y desde ahí, sí, me opongo al entrenamiento constante
durante el mayor número de horas al día, el mayor número de días al año. A
aprovechar todo el tiempo libre que tengas para practicar una y otra vez los
mismos trucos o técnicas.
Pero si bien soy tan temerario como para realizar una
afirmación tan controvertida, no soy tan tonto como para hacerlo sin
argumentos.
Comencemos desde un punto de vista creativo, ya que considero
que gran parte del arte escénico consiste en crear tus propias
representaciones, juegos o rutinas. El proceso creativo tiene un momento de
incubación. Este consiste en dejar la idea latente en nuestro interior, pero
sin pensar conscientemente en ella, en dejar que el subconsciente la trabaje
mientras nosotros dedicamos nuestra atención a otros asuntos. Sin este proceso,
es muy difícil que algo creativo salga a la luz. Si buscamos una nueva rutina
de mazas y todos los días practicamos con ellas mañana y tarde, llegará un
punto en el que nos bloqueemos y no seamos capaces de pensar algo diferente a
lo que estamos haciendo.
Además, si utilizamos todo nuestro tiempo en practicar lo
que ya tenemos, obviamos otro paso muy importante, el de recibir nuevos inputs,
ideas, que pueden ayudarnos. Y esto no tiene que ser ni siquiera viendo algo de
nuestra especialidad (ilusionismo, baile, etc). Da Vinci se inspiraba
observando la naturaleza. Es cierto que lo mismo ver detalladamente un árbol no
me ayuda a crear una obra de teatro, pero observar la vida cotidiana de la
gente en la calle, o leer un libro seguramente sí. Recordemos las series con
sucedáneos de Sherlock Holmes que tanto abundan en la televisión actualmente,
la revelación llega cuando se deja de pensar en el problema.
Pero, si dejo de
practicar, perderé la práctica (valga la redundancia).
Esto se piensa sobre todo en las artes que requieren una
gran “habilidad manual” (entre las que yo más domino, la magia y los
malabares).
Sí, pero no. Aunque es cierto que el practicar hace que te
familiarices más con la técnica o el objeto, cuando las cosas están “bien
aprendidas” no se olvidan. ¿A qué me refiero con esto? A mi argumento
neurológico. Cuando aprendemos algo “manual”, como tocar el piano, o hacer
malabares, consideramos que nuestras manos adquieren habilidad, pero esto no es
del todo cierto. Lo que mejora no son nuestras manos, sino las conexiones
cerebrales encargadas de estos movimientos. El viejo dicho de “montar en bici
no se olvida”, es aplicable a esto. Esto no significa que las cosas se aprendan
para siempre, pero si practicáis alguna de estas habilidades, tal vez recordéis
cuando aprendisteis algo, la sensación de que el cerebro hacía “click”. Yo la
recuerdo especialmente cuando aprendí malabares con cuatro pelotas, pero
también es la sensación cuando tus padres te sueltan la bici sin ruedines y tú,
que siempre te la habías pegado, empiezas a corretear con ella como si lo
hubieras hecho toda tu vida.
Con esto quiero decir que alguna vez, tras no poder hacer
malabares en seis meses (que tampoco recomiendo tomarse descansos tan largos)
he recuperado las pelotas y en cinco minutos he sido capaz de realizar casi
todos los trucos anteriores, si bien sin tanta claridad o elegancia.
Llegados a este punto, seguramente habréis reconocido ese
momento, pero a la vez una parte de vosotros estará pensando “¿y este chaval
que sabe de neurociencia?”. La respuesta es que me he apropiado de los estudios
de otros, concretamente de los explicado en el libro “Los engaños de la mente”,
dónde dos neurocientíficos (ellos sí serios y reputados) explican esto, entre
otros muchos datos interesantes.
Explicado esto, sólo queda una cuestión más. La sensación
de “estoy perdiendo el tiempo”, que muchas veces se tiene en este mundo. Esa
que hace que parezca que si eres mago y no tienes todo el día una baraja en las
manos, es que no eres un buen mago o que nunca estarás a la altura de aquellos
que sí lo hacen. Imaginad la sensación que tengo yo cuando podría estar
aprendiendo música, teatro, malabares, baile o magia y en lugar de eso estoy
tirado en mi sofá. No estoy diciendo que sea bueno estar tirado en lugar de
practicar, pero hay que saber que no siempre se puede estar practicando o
aprendiendo algo. Que además de formarse para esta vida, hay que vivirla. Y
para que veáis que esta sensación les pasa a los mejores, os dejo la entrevista
a Luis Piedrahíta En el aire. Minuto tres para oir esto, pero el resto de
minutos merecen igualmente la pena.
Como conclusión, decir que apoyo el entrenamiento
continuado, durante el año, para mantener y mejorar el nivel, y el
entrenamiento intensivo, para pulir y perfeccionar juegos o rutinas que vayamos
a realizar en público próximamente, pero no el entrenamiento continuado e
intensivo. Por supuesto, podéis contrargumentar o comentara a favor aquí abajo
y estaré encantado de leeros y responderos (si el comentario da pie a ello). Un
saludo y a practicar, pero no demasiado ;)
Antes de nada, respondamos a las dos preguntas fundamentales a la hora de crear un nuevo blog.
1¿Por qué escribir este blog?
Porque después de estudiar y practicar durante varios años (llevo ya 11 haciendo teatro) diversas artes escénicas, he decidido tratar de profesionalizarme en ellas. Y tras bastante leer y mucho hacer, me he dado cuenta de que tengo un nivel de conocimiento en ellas, suficiente para empezar a compartirlo y pasar a aprender de una forma más comunitaria.
2¿Por qué leer este blog?
Con la de blogs que tiene que haber de esto (ya que hay mil de cada cosa), ¿que diferencia a este? La respuesta es el punto de vista. Todo se verá desde una perspectiva global, que englobe varias artes escénicas a la vez. Se observarán las semejanzas entre ellas y como unas puede ayudar a otras.
Tras esto, otros datos interesantes sobre el blog:
Se hablará principalmente de las tres artes que más domino, a saber: teatro, magia y malabares; con algunos retazos de música y baile. También se hablará de y con humor, desde el stand up comedy tradicional a introducirlo en guiones, actuaciones y rutinas.
Se llamarán artes escénicas a prácticamente todo lo que se haga en un escenario, ya que me parece una buena palabra para englobarlas, que además las otorga el prestigio que considero que merecen. El término no se tomará de manera purista, podemos discutir sobre si los malabares son o no un arte, pero aquí se llamarán así.
Se verá todo desde un punto de vista más divulgativo que especializado. Aunque una entrada hable principalmente de malabares, no se centrará en la numerología de malabares (que solo conocen los expertos en malabares), sino que se hará de forma que también sea útil a alguien que practique danza o teatro.
Por último, todos los comentarios serán bienvenidos. Ya que la gente que lea este blog estará interesada en los temas y que, en muchas ocasiones yo expondré mi opinión, se agradece que la contrastéis con la vuestra y se generen debates.
Esto es todo amigos, levantemos el telón y nos vemos en las siguientes entradas.