lunes, 26 de enero de 2015

¿Por qué los humoristas tienen que ser feos?

O, lo que es más interesante, ¿por qué los cómicos tienen que hacerse los feos?



Al igual que un actor siempre remarcará lo mejor de su físico, se hará fotos de su mejor perfil e intentará que se noten sus músculos (aunque para ello tenga que pintárselos), verás a muy pocos humoristas presumir de su físico de una manera sincera (no irónica). Sin embargo, harán constantes chistes hacia su calvicie, su barriga prominente o los aspectos menos atractivos de su perfil. Y no sólo eso, en caso de que cuenten con un buen físico, casi siempre comenzarán hablándote de algo malo que les ha ocurrido al llegar allí o en cualquier momento de su pasado.


Esto tiene dos razones básicas, tan sencillas cómo ineludibles.


La primera de ellas es que gran parte del humor se basa (como indican en el libro Cómo orquestar una comedia) en la verdad y en el dolor. Es decir, en la desgracia ajena. Recalco, ajena. En caso del público lo más fácil es reírse del propio cómico, ya que le han pagado (en la afortunada mayoría de los casos) para que les haga reír, por lo que no se sienten mal por hacerlo. Sin embargo, si nada más empezar el espectáculo el humorista sacara a alguien del público y comenzara a recalcar sus defectos, la situación se volvería incómoda.

Por otro lado, una vez que el humorista ya ha mostrado no tener problema en señalar sus propios aspectos más desfavorecedores, ya ha ganado cierto derecho a señalar los de algunos miembros del público. ¿Cuánto derecho? Eso depende de lo bueno que sea el cómico. El caso idóneo es aquel en el que el propio increpado se ríe con las bromas, aunque incluso en este caso no podremos excedernos. Para mí, el cómico que mejor consigue esto es Goyo Jiménez, quien en su último monólogo en el club de la comedia (https://www.youtube.com/watch?v=g53eXe1iQGg) señala en varias ocasiones aspectos negativos del público o de su relación con él, sin que estos se sientan molestos en ningún momento.


La otra razón de que el humorista siempre resalte sus desgracias, es que esto crea conexión con el público. Todos hemos tenido momentos tremendamente embarazosos y la mayoría han sido muy similares: rechazo a una declaración de amor, algún momento incómodo vinculado a los futuros suegros… A muchas personas no les gusta hablar de ellos e incluso negarán haberlos sufrido, pero sin embargo reirán y los recordarán cuando el cómico los cuente como si sólo le hubieran sucedido a él mismo.


Por último añadiré una reflexión sobre por qué la figura del mago humorista resulta en algunos momentos tan incómoda y negativa. Dejando de lado el uso de chistes enlatados y el tratar de hacer gracia sin ser ingenioso (algo que sucede a muchos magos), me centraré en las presentaciones estilo Pepe Carrol. Estas son aquellas en las que al voluntario elegido entre el público le van pasando diversas cosas malas o sencillamente embarazosas (calambrazos, tratar de realizar algo que el mago logra hacer con éxito y él no, etc).

La razón de que esto no funcione en la gran mayoría de los casos es sencillamente lo explicado anteriormente. Para hacer bromas a costa del público, tienes que haberte puesto anteriormente por debajo de él, haber demostrado que a ti te han pasado cosas peores o al menos tan malas como las suyas. Sin embargo, el mago es un personaje situado por encima del resto, capaz de hacer cosas increíbles. Por ello no puedes tratar de hacer quedar mal al espectador sin haber trazado ningún vínculo con él. Esto no quiere decir que no puedas hacer bromas en tu espectáculo (por supuesto) ni que no puedas jugar un poco con el espectador, pero para ello tienes que haber creado el clima adecuado. Y para ello es mucho más adecuada una sesión de magia de cerca que una de escenario (dónde ya estás situado físicamente alejado y por encima del público).

Un ejemplo de este tipo de clima son las sesiones de magia realizadas por Daortiz, en las que todo el mundo suele situarse a escasos metros de él y se respira un ambiente de confianza, casi de camaradería (cómo el mismo dice, nunca dejó de realizar magia de pub).


Así que ya sabes, el humor no es tan sencillo como parece y no todo puede realizarse en cualquier sitio. Y lo que es más importante, algunos humoristas no somos tan feos, sólo nos lo hacemos.