Hoy trataremos de responder a una de las preguntas mas
frecuentes (lógicamente) entre los “practicantes” de artes escénicas. Y lo
haremos orientándolo hacia el “¿podría vivir de esto?”, ya que el mercado es el
juez más universal.
De esta manera, considero que hay que tener en cuenta
varios factores muy diversos para poder responder, lo que genera las siguientes
preguntas.
¿Soy bueno técnicamente?
Todas las artes escénicas requieren un nivel de técnica,
incluso la realización de monólogos humorísticos, aunque es cierto que en
algunas (baile, magia o malabares), este nivel es mayor. Si somos buenos o no
técnicamente es una de las cosas más fáciles de averiguar, ya que suele ser en
la que todo el mundo se centra a la hora de pensar si es bueno en la actividad.
De esta manera, tu profesor o compañeros de la actividad ya te habrán comentado
alguna vez tu nivel técnico (seguramente no de manera directa, pero sí con
comentarios como “eso te ha quedado muy limpio” o, “esa parte tendrías que
redondearla”).
¿Soy bueno creativamente?
Como ya dije anteriormente, considero que la creatividad
es uno de los factores fundamentales para dedicarse a las artes escénicas,
especialmente si lo haces individualmente (no tanto si perteneces a una
compañía de teatro o danza dónde corre a cuenta de los directores). Me estoy
refiriendo a ser capaz de hacer un número interesante, que no sólo sea muy
bueno técnicamente sino que esté bien organizado, con momentos imprevisibles,
un buen final… Lo ideal es fusionarlo con lo anterior, por ejemplo, los números
con sombrero de malabares que incluyen un sombrerero me resultan muy creativos
y, al practicarlos, pules la técnica con esos nuevos objetos. Algo que hay que
tener en cuenta es que, si haces un número único con tus propias técnicas,
nadie podrá ser mejor que tú técnicamente.
¿Soy bueno en el escenario?
Con esto me refiero a ¿me siento cómodo en él? ¿Soy capaz
de hacer del escenario mi ambiente y que todos se den cuenta o, al contrario,
parezco perdido y asustado?. Partiendo de la base de que siempre hay que tratar
de tener la máxima comodidad en el escenario, tu estilo cambiará dependiendo de
la respuesta. Si no te sientes cómodo, te recomiendo números musicales o con un
guión muy ensayado, en los que te puedes “refugiar dentro de tu idea”. Si, por
el contrario, estás en el escenario como en tu casa, podrás hacer números más
interactivos, con participación del público y ciertos toques de improvisación.
Pero, por favor, no intentes hacer el segundo tipo de
espectáculo si no te encuentras cómodo. Cuando alguien así saca a un miembro
del público para un juego o rutina, todo el escenario puede sentir su
incomodidad, y algunas veces esta se traslada al propio espectador, o este se
convierte en el que manda en la escena. Desde el punto de vista de un
espectador con empatía, sufro viendo estos momentos.
¿Soy bueno vendiéndome?
Diariamente oímos que los músicos que triunfan en España
no son buenos. Y lo mismo de los magos (Dynamo, el Mago Pop…). De los magos,
que tengo más conocimiento, reconozco que no son buenos técnicamente. Pero la
respuesto no es “sólo triunfan los malos, que vergüenza”, sino “¿cómo habrá
logrado triunfar sin ser muy bueno?”. La respuesta es venderse a sí mismo.
Hacerse una imagen de marca personal y conseguir contactos, básicamente. Tengo
compañeros de magia que llevan 10 años aprendiendo, y otro que lleva apenas uno
y ya tiene actuaciones en locales, simplemente porque hace buenos contactos.
Como consejo final, en Personal Branding os recomiendo los libros de Risto
Mejide (los tres últimos). Que, lo digo bajito, se pueden descargar gratis
online.
Estos cuatro factores se tienen desde pequeño. Cualquiera
que haya hecho un par de cosas distintas, verá que unas se le dan mejor que
otras. Pero esto no niega que se puedan entrenar y perfeccionar. Así que la
clave está en ver los puntos fuertes y débiles, aprovechar los primeros y
mejorar los segundos.
Y mientras os ponéis a ellos, todo comentario es bienvenido
;)
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