En primer lugar, porque todas las
artes son para experimentar, probar cosas nuevas, romper con lo anterior. Los
avances, de hecho, vienen de este tipo de cosas.
Y, más importante, porque sin
experimentar esto se volverá un peñazo. Hacer siempre lo mismo una otra vez es la mejor forma de acabar harto de
ello. Por mucho que te apasione un truco de magia, repítelo de igual manera mil
veces y verás cómo acabas odiándolo.
Pero con experimentar no me
refiero simplemente a cambiar de juego, de técnica, de coreografía o de obra
teatral; sino a probar tus propias cosas. No hace falta que surjan desde cero,
pueden ser simples combinaciones de movimientos o técnicas que ya conoces. Ni
siquiera tienen que ser buenas, no tienen que tener el nivel de tus rutinas en
escena (muy raro sería que crearas algo tan bueno como lo que ha trascendido
hasta llegar a ti), simplemente algo que te sirve para entender ese arte y
sentirlo como propio.
Para hacerlo menos teórico,
pondré un par de ejemplos personales.
Cuando recibía clases en la
escuela de circo Carampa, dimos equilibrios de mazas. Y no me gustaron, eran un
peñazo, difícil y no especialmente vistoso. Un mes después quedé con un amigo
malabarista y decidió probar algunas cosas con equilibrios. Tras un año y medio
estas son algunas de las estructuras que se nos han ocurrido e incluyo los
equilibrios en todos mis espectáculos.
Otro ejemplo personal (también de malabares) es el proyecto que cree este verano, “El reto”.
En él hacía malabares con diversos objetos sugeridos por los seguidores. Este
es una buena prueba de lo que decía anteriormente, ya que la calidad técnica es
francamente mejorable (no solo en la grabación, sino en la limpieza y elegancia
de los malabares en sí). Me centré en la innovación, priorizándola sobre la
técnica. Sin embargo la idea me pareció interesante, así que la incluí en mi
última actuación de cumpleaños. Para que veáis que toda experimentación se
pueda aprovechar.
Por último, experimenta con
nuevas artes.
Pruébalas, aunque sea sencillamente como hobby o simplemente
oblígate a hacerlo para ver qué sacas de ellas. Mi primer encuentro con los
malabares fue “por apuntarme a algo” en los meses muertos de verano y cuando
comencé a interesarme por la magia lo hice para aprender un par de trucos
básicos para hacer en la sobremesa.
Es cierto que no todas las cosas que he probado se han
convertido en mis puntos fuertes (por ejemplo, patino bastante mal y la música
no parece un don que yo comparta), pero cuantas más pruebes, más posibilidades
tendrás de encontrar algo nuevo que te encaje. Y además, todo sirve para
complementar, tanto tu formación como tus actuaciones. Cuantas más cosas
conozcas, mayor será tu visión sobre las artes escénicas.Como siempre, si tenéis cualquier duda o comentario, escribidla aquí abajo y la contestaré lo antes posible.
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